lunes, 30 de junio de 2008

Como miel para la abeja

Recuerdo con gran agrado
los inmensos ojos negros
ansiedad de conquistarlo
deseo de poseerlo.

Niño dulce e inexperto
de apasionados amores,
me apropié de tus temores
eras un libro abierto,
al placer yo te despierto
eso lo había buscado,
querer tenerlo a mi lado,
un diía ocurrió el encuentro
y su calor en mi centro
recuerdo con gran agrado.

Disfrutamos piel a piel
recorriendonos traviesos
y no ocurrieron tropiezos
cuando yo estuve con él,
probé del panal la miel
lo entretuve con mis juegos
y juntamos nuestros fuegos,
su ternura conocí
aquel día que yo sentí
los inmensos ojos negros.

Después cambió el sentimiento
mas sigue habiendo ternura,
apasionada aventura
sin muestra de sufrimiento,
pues yo le di cumplimiento
al deseo de abrazarlo
a plenitud disfrutarlo
y al momento en que lo vi
ahí mismo despertó en mi
ansiedad de conquistarlo.

Pero cambió la emoción,
ya no es como al comienzo
y cada vez que lo pienso
revivo gran sensación,
maliciosa condición
que me entusiasma al saberlo,
un tiempo podré tenerlo
sin afanes ni ataduras
en ocasiones me apura
el deseo de poseerlo.

abril 29 1995

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