sábado, 7 de junio de 2008

Aprendizaje

Mi maestra inagotable
solícita de emociones
locuras interminables
de mis primeras pasiones.

Fue una noche lo recuerdo,
impulso de madrugada,
atracción desenfrenada
empezamos por acuerdo,
sensación que yo no pierdo,
amanecer admirable
furtivo, casi culpable
condujiste mis impulsos,
juntaste pulso con pulso,
mi maestra inagotable.

En la noche o en el día
cualquier pretexto era bueno,
para acogerme en tu seno.
Con deliciosa manía
el cuerpo me recorría
explorando mis rincones,
una reina de ilusiones
que descubrió mis secretos,
usando dedos expertos
solícita de emociones.

Los lugares recorrimos
devorándonos las tardes,
jóvenes con los alardes
de los tiempos que vivimos
ese camino seguimos
cual destino inevitable,
cada ocasión deseable
fue aprovechada por cierto,
en tierra, mar o desierto,
locuras interminables.

Reposa hoy escondido,
Tras la bruma de los años,
y conserva su tamaño
solícito y atrevido.
Se encuentra a medio olvido
sumido entre mil razones
dónde estará con los dones
que me otorgó presurosa,
provocadora exitosa
de mis primeras pasiones.

Febrero 24 1995

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